martes, 23 de diciembre de 2008

Poemanía - Dossier


POEMANÍA
la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

DOSSIER:
“¿Qué requisitos debe contemplar un poema para ser considerado bueno?”

OPINAN:
CRISTINA BERBARI (1)
DAVID ANTONIO SORBILLE (2)


La necesidad imperiosa de escribir el poema

En otra ocasión me referí a la poesía como “esa misteriosa mezcla de relámpago y sudor” que se concreta en el poema.
Éste puede nacer de un fulgor intuitivo, de una incandescencia, y puede ser bueno, nacer bueno. Creo que una voz interior nos lo dice.
Pero generalmente surge deshilvanado, y entonces aparece esa necesidad de moldearlo, trabajarlo, darle forma como a la arcilla. Tampoco esto nos asegura el éxito o la certeza de que llegue a ser bueno.
Creo que entonces es el momento de acercarnos a los otros, a nuestros colegas y leerlo o hacerlo leer en diversos grupos.
Y aquí, por supuesto, entran a jugar varios factores: subjetividad, inclinaciones, diversas estéticas que aborda cada poeta.
El poema puede llegar a la percepción del otro o no, ya que encontraremos a quien canta loas al poema compuesto por bellas imágenes; o al que, junto con Valery, busca esa armoniosa oscilación entre sonido y sentido; o al que quiere que el poema sea pura sugestión. Encontraremos al poeta que busca el ideal en la forma: ritmo, rima, número de sílabas, o, por el contrario, el que se inclina hacia el verso libre sostenido por ese ritmo interior en el que la voz del poeta, mediante sus vibraciones, transmite su emoción, su sentimiento.
En un terreno tan inestable como lo es la poesía y a pesar de estas diversas tendencias algunos textos llegan a ser aceptados por una mayoría, mientras otros no.
Por eso aconsejo, a mi entender, escuchar el comentario de los demás, que incluso encontrarán en nuestro poema ciertas resonancias o connotaciones de las que no nos dimos cuenta o no habíamos tomado conciencia, es el otro el que nos va descubriendo.
Pero no descuidemos esa “voz interior” que surge ante nuestro texto cuando cumplimos con estos requisitos: ser fiel a sí mismo, expresar la verdad interior y por sobre todo, sentir la necesidad imperiosa de escribir el poema.

Cristina Berbari (1)


***

El lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia…

A pesar de las reglas o modalidades de las diversas escuelas que han prevalecido en el mundo de la poesía, considero improbable enumerar requisitos para considerar la bondad de un poema.
No obstante, nos hemos sentido extasiados de admiración, cuando descubrimos la épica de Homero, el paradigma del Dante, o la genialidad de Shakespeare.
Y qué decir del fenómeno lírico que constituyó el siglo de oro español: Góngora, Lope de Vega, Quevedo, por nombrar algunos de esos grandes creadores que brindaron las huellas esenciales del esplendor de la lengua castellana.
Atentos a ese maravilloso lirismo, estábamos seguros en encontrar las características particulares de un buen poema, pero no habíamos agotado el asombro ni la búsqueda de nuevas respuestas.
El futuro determinaría otros conceptos y estructuras revolucionarias, en donde las voces múltiples demostraron ser tan diversas como complejas.
Entonces, el amor y la muerte, la ilusión y la desesperanza, la velocidad de las cosas, el paisaje, la soledad, el destino, los sueños y la sombra de lo imposible, nos dieron argumentos para ensayar otras interpretaciones.
La omnipresencia de Holderlin, Baudelaire, Rilke, Whitman, Rimbaud, Darío, García Lorca, Machado, Vallejo, Neruda, Borges, Gelman… son algunos ejemplos de grandes poetas que nos acercan a las cualidades que hacen óptimo a un poema.
También, de Eliot, entenderíamos la razón de incorporar a la poesía, el lenguaje de la calle, o coincidiríamos con Vicente Huidobro, en lo necesario de inventar mundos nuevos, o palpitaríamos con Olga Orozco, “al pulso del adiós debajo de la tierra”.
Sin duda, esos grandes maestros nos otorgaron la llave de un camino, por momentos venturoso y también insondable.
Sin embargo, seguimos estando en deuda con nosotros mismos, porque hay circunstancias y sensaciones que nos siguen desafiando.
De todos modos, podríamos señalar que la intimidad y el realismo, tienen similar valor que la protesta y el post lenguaje, para confirmar el sentido de un poema bien escrito.
Pero, la preocupación por hallar la definición mas apropiada, demandaría mejores intentos que los propuestos en esta leve indagación.
No obstante, pienso en Juan L. Ortiz, cuando se refería a la belleza ínclita del poema, así como Derek Walcott, utilizaba la memoria, pero convirtiéndola en nostalgia.
Y no me olvido, en este ensayo de nuestra propia búsqueda, del notable Roberto Juarroz, al privilegiar “la síntesis poética que no es síntesis intelectual, en donde confluyeran emoción, sensibilidad e inteligencia”.
La poesía, al fin y al cabo, es el arte de componer versos, más allá de los que sostenemos, que es el lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia.
El poema, en todo caso, debe tener la forma de la sinceridad en que se expresa su autor, porque de lo contrario, sería traicionar su propio espíritu.
Pienso, entonces, como lo dijo mejor que nadie, ese extraordinario poeta que fue Raúl González Tuñón: “un poema es un poema y esta todo dicho”.

David Antonio Sorbille (2)



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(1): Nació en Buenos Aires (Argentina). Ha publicado los siguientes libros: “Penúltimo Portal” (Ediciones Carrá, Buenos Aires, 1983); “Los lagos y la tortura” (Generación dos mil, gente de arte, Buenos Aires, 1999); “Incandescencia” (plaqueta, 2001); “¡Oh, la Omega!” (Fijando Vértigos, Buenos Aires, 2004); “Doloras de la piedra negra y voces invitadas a perseguir nubes” (Generación dos mil, 2005); “La Señora Bovary a dos voces” (plaqueta, 2005). Desde marzo de 2000 dirige la revista Fijando Vértigos Poesía en sus dos entregas, gráfica y virtual.


(2): Nació en 1950, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina), donde reside. Fue cronista literario del periódico El Pueblo, colaboró en el Diario de los Poetas y es asesor literario del programa radial "Nuestro Continente" en AM 870 Nacional y FM 98.7 “La Folklórica”. Obtuvo premios en varios concursos literarios. Publicó: “Las Huellas del Silencio” (poesías, 1999, Ed. 3+1), “Los senderos del alma” (poesías, 2001, Ed. 3+1), “Los muros herméticos y otros relatos” (cuentos, 2001, Ed. 3+1), “Eternamente” y “Ofrenda Lírica” (poemarios, 2002 y 2003, Ed. 3+1), “Señales de Vida” (ensayos, 2003, Ed. 3+1). Además, coparticipó en “Tríptico en Epsilon” (poesías, 1998, Ed. 3+1), “Tríptico en Kappa” (poesías, 2000, Ed. 3+1), “Tres para todos” (poesías y relatos, 2006, Ed. Martín) Integra la página web: http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com


POEMANIA / DOSSIER

1/ No hay requisitos ni fórmulas por Roxana Rajmilchuk
Solo hay tantos modos como poetas por Amilkar Feria Flores
La respuesta es sencilla, de una simpleza aterradora… por Oscar Wong
2/ Un buen poema por Pepe Junco
3/ Un buen poema y Nacimiento y avatares del poema por Aldo Novelli
4/ ¿Qué requisitos debe contemplar un poema… por Luis Benítez
5/ Si… por Rolando Revagliatti
6/ Hasta volver a nacer… por Elena Cabrejas
¿Qué es la poesía: cuando y por qué es buena o mala? por Alberto Jiménez Ure
7/ Memoria y tradición de la palabra por Andre Cruchaga
8/ Donde hay un poema hay alguien… por Hebe Solves
Una especie de paraíso … por Carlos Barbarito
9/ Lo bello o no bello del poema es indefinible… por Alberto Darío Valenzuela
10/ Una opción especial de relación con el mundo por Milagros Salvador
La sensación de que el poema trasciende la página… por Sebastián Olaso
11/ La necesidad imperiosa de escribir el poema por Cristina Berbari
El lenguaje del alma, un puente de voces, o un estado de gracia… por David Antonio Sorbille



Editor responsable:
Piero De Vicari

Se solicita difundir esta hoja literaria
de aparición virtual a quien desea recibirla
Se recepcionan comentarios y colaboraciones poéticas a:
http://ar.mc370.mail.yahoo.com/mc/compose?to=pierodevicari@hotmail.com

Para acceder a los números editados con anterioridad, ingresar a:
http://www.poemaniainventario.blogspot.com/

La clave


La clave por María Paula Mones Ruiz (Vinciguerra, Buenos Aires, 2008)

Desde la solapa del libro nos habla María Paula: “Nací un 3 de abril de 1955. Dije en mi primer poemario “¡Piedra, papel o poema!” algunos me llaman poeta pero en realidad Paula soy... Siento que la poesía me visita sorpresivamente y esa es la razón por la que su aparición es un regalo que toma la forma de poema y desenvuelve el alma”... Mis primeras publicaciones han sido a través de revista literarias e integración de antologías por selección... Calle Blanca es mi segundo poemario editado en El Bolsón, 2006. Actualmente estoy trabajando en un libro de poemas sociales, cuentos y relatos y otro de poemas en general. Ambos con bautismo a confirmar.
La clave es mi primera nouvelle, mi tercer libro, que ya acunan tus manos...

SÍLABAS SAGRADAS

¡Si con tocar en mi vientre,
el nudo de sus abrazos, el sello de mi origen,
mágicamente yo lograra... retroactivamente y hasta el fin,
yo lograra...
multiplicar, como los panes,
los momentos felices,
convertir sus días nublados
en mantos de soles y caricias.
en carcajadas de estrellas, sus tormentas,
o en arco iris de besos sus sabores grises!
¡Si con sólo ese contacto, como los superhéroes en los dibujos animados
hoy yo volviera a caminar
tomada de sus manos otoñadas,
pero sembradoras incansables
del trigo primordial para la vida:
¡ser amado!
Celebra y aplaude mi corazón taquicárdico, este deseo
desnudo de soberbia y artificios fantásticos...
Y es que por nombrarlos “se ha entibiado el aire”...
(como dije aquella vez al convertir
mi oxígeno feliz en un poema
para el soñado hijo de mi sangre)
Hoy se repite esa tibieza y articulo, vulnerable.
esas dos sílabas sagradas...
Toco mi origen y mi ombligo ríe,
mi boca adulta de niñez los nombra...
Y tiene la pureza húmeda de esas primeras palabras,
en aquella vocecita blanca como eco de burbujas.
Este legado del alma, este pan-poema a mis padres
ha levado y se ha elevado al calor del Verbo azul
Dios... Padre... Vida...
¡Gracias...!
¡Gracias por premiarme honrándolos!
¡Gracias por dármelos y darme,
otra vez a luz!
_____

Este libro es una bella autobiografía...
Este libro es una ferviente manifestación de amor.
Rosa María Sobrón

La clave: Clave de amor, única que puede descifrar el ascenso espiritual de un corazón esencialmente lírico, que apenas toca la tierra como punto de apoyo para su elevación...
La clave: ¿Autobiografía? ¿Novela? ¿Poesía? ¿Prosa poética? ¿”Nivola” unamunesca? María Paula Mones Ruiz se lo pregunta y nos lo pregunta, mientras devana la madeja de los recuerdos, en pinceladas de vida verdaderamente vivida en plenitud.
Dra. Gloria O. Justa Martínez

lunes, 15 de diciembre de 2008

Repertorio de sombras



REPERTORIO DE SOMBRAS por Jorge Cambiaso (Vinciguerra colección metáfora, Buenos Aires, 2008, 84 páginas)

Jorge Cambiaso nació en 1933. Ha publicado: Casa Natal (1999); Celebración de los bosques y nada más que la vida (2001); De ausencias y fantasmas (2002); La casa de los mil amores (2002) Avatares (2006) y Repertorio de sombras (2008). Integra la Summa Poética de Editorial Vinciguerra MMIII con una selección de este último libro.
Obtuvo numerosos premios. Fue invitado a participar de la “V Feria del Libro en Español”, organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, en mayo de 2003.

CÓDIGOS DE PENUMBRA
A Julián

La foto
menudita felicidad
asoma
su polvo de cielos.

Rituales de cada vez cada día
me retornan
al diminuto domicilio de sus ternuras
a los distantes presagios de Luz
cada día cada vez.

Incierto refugio
me llama
abuelo de la sombra
su anochecida sonrisa
me llama.

Sobrevive apagados fulgores
huye a la miserable paz de los Olvidos
caen
sus abismos a mis pies.

La foto
menudita distante
remota remotísima Felicidad.

_____

TRIZAS
-llueve como si nunca-

Callados puñales
indagan resonancias
de enternecidas quietudes.

Acá la Solitaria extravió su sombra,
incrédula la busca.

Allá la confundida
persigue con un guiño.

En la ribera de los prodigios
tercos sonidos anuncian
atribuladas presencias;

de este lado
huesos de pena arden su infierno.

El continuo susurro de los remotos
devora con su balbuceo
figuras de muda nieve,
el desvelo de tres tristes tigres.

Ansioso letargo
devuelve el mundo de los ciegos
la sutil añoranza de la lluvia

que cae
y cae
-como si nunca-

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sábado, 13 de diciembre de 2008

Revista Tamaño Oficio


Tamaño Oficio Revista de Literatura
Año 23, Nº 32, Buenos Aires, octubre de 2008

Dibujo de tapa: “Hombre plantando”, birome, por Romualdo De Lillo

Dirigida por Lucila Févola, este número contiene
Poemas de Lina Caffarello, Julio Aranda, Ema Granata, Lila Pérez Ferretti, Haidé Daiban, Elena Cohen Imach, Florencia Durán, Jorge Montesano, Sonia Sívori, Juan Pablo Salinas y Osvaldo Spoltore.
Cuentos por Norma Vitar y Alberto Girri.
Ensayos por Luis Juan Guerrero, Carmelo M. Bonet, José Bravo, José Miguel Heredia y Lucila Févola.
Reseña de Libros y Libros y Revistas recibidos.
Este número fue presentado en la Biblioteca Nacional, Sala Juan L. Ortiz. En la ocasión hizo uso de la palabra la poeta Michou Pourtalé. Tamaño Oficio acaba de recibir un Reconocimiento por su trayectoria otorgado por APOA Asociación de Poetas Argentinos.

EL PRECURSOR* por Alberto Girri

A algunos les bastó luchar una noche entera con una potencia invisible para que al nacer el nuevo día se hiciera presente el enviado del Señor. Yo espero aquí desde hace diez meses, y ahora, los esenios que me acompañaron en el ayuno y el desierto, partieron en busca de noticias. Temían por mi vida a pesar de que entraban y salían sin dificultades de esta celda; a pesar de nuestras disolventes conversaciones, en las que también participaban los soldados de la guardia. Insistían en que debo fugarme, en que las aparentes franquicias de que gozo, son ocasiones que pérfidamente me brinda el tetrarca. Hago, pues, lo que debo hacer. Huir sería confirmar y aprobar la secreta servidumbre a una libertad aparente, la tentación común. Sería buscar una libertad alejada de mis propósitos pues, en definitiva, yo soy mi único adversario. Estoy y seguiré solo, y solo dejaré que lo previsto se me acerque. El rectángulo de piedra húmeda, el jergón, la escasa luz que llega desde el patio grande, no son más mortales que el desierto caliente bordeando las aguas del sagrado mar; que las colinas duras y violáceas rodeando el desierto. Entretanto, que sigan circulando los rumores más dispares, que digan que he caído asesinado por los sacerdotes del templo descontentos porque la guerra que anuncié no es la guerra de la espada y el degüello, sino otra bien distinta. Pueden seguir gritando que el tetrarca me tiene secuestrado para evitar disturbios, que todo lo que hablé en las plazas y en las orillas de los arroyos, es más mistificación que las brujerías que hacen los eremitas vestidos de blanco, con sus inmundicias. Soy el que después de muchas semanas de años, vino a reclamar, no el sacrificio de gordos bueyes, sino la buena conducta. Actué, me glorio de ello, con verdadero celo, como un ángel, como un nazir de Dios. Nadie denunció mejor que yo lo que esconde el corazón de los hombres. Nadie, ni siquiera aquél que se mostró desnudo para que el pueblo sepa cómo estará, a qué se verá reducido el día de la cólera. Ni aún aquél que en ocho visiones previó la muerte de los imperios orgullosos. De lo contrario, nada me hubiera valido abrazar lo justo, dejarme llenar de fuego. Cuando me sumergía hasta las rodillas en el limo pegajoso y rociaba la frente de los que me seguían, deseaba que todos fueran como yo mismo, y supiera cada cual que es juzgado según sus propias acciones. Además, eso de que puede buscarse a Dios de cualquier manera, es un engaño fomentado por el Enemigo para confundirnos. Deben seguirse ejemplos como el mío, no estarse cómodamente en el lecho, y luego, de cuando en cuando, largar al desierto un chivo cargado con todos los pecados y respirar tranquilo.
Estoy bien dotado, impresiona mi voz de trueno, los huesos puntiagudos y ardientes, mi carne seca, la piel de camello que me cubre, la salvaje miel que me alimenta, las salvajes langostas en sus cuatro variedades (la langosta según su especie y el langostín según su especie) que me alimentan. Así o con parecidas voces, lo contará el libro de las cosas sagradas.

Realmente no estoy mal. Deseo, espero con impaciencia saber cuál será la sentencia del tetrarca. Algo desorientado y deprimido, sí me siento, y tengo dudas sobre mis previsiones. ¿Será Aquél a quien debí anunciar? ¿Será el anunciado una falsa encarnación, en el cuerpo q ue obliga al hambre, a la ser, a la traición? ¿Tendrá la doble naturaleza, humana y divina? Me detengo, no permitiré que mi voluntad flaquee. El tetrarca aún no se atreverá contra mí. Ese pillo de barba rizada y pelo azul, me teme demasiado. No conoce la bondad y la justicia, pero no es violento porque intuye que las torturas me harían olvidar que la tentación busca y golpea mi alma. Un poco más y estaré perdido. Un poco más y aceptaré íntimamente los vestidos rojos y brillantes, la untada piel de la mujer del tetrarca. La he visto rondar, y para defenderme grité sus abominaciones. A él, porque conociendo la mujer de su hermano, conoció la desnudez de su hermano y está escrito que eso es suciedad. A ella porque desde su cama manchada de incesto y malicia, ha emputecido el aire de esta tierra. ¡Ay! ¡Ay! cuando el sol que baña la fortaleza se retira, empiezan a moverse las sombras de mi celda y ella aparece en los verdosos muros con el perfil de Jezabel. Entonces estoy inmóvil, acostado, esgrimo el nombre de Dios y después, avanzada la noche, siento menos que me recorren y quieren despojarme de la piel de camello. Cuando el sudor y la debilidad dejan que me incorpore, reconozco en la vasta oscuridad vasijas con bebidas excitantes, toco alimentos muy condimentados. Es ella, ella los ha hecho llegar a la celda, ella, la de miembros prostituidos que los perros disputarán.

Hoy, fugazmente, vi un rostro ávido apoyado en los barrotes de la ventana. No pude detener el vértigo que me invadió, ni el llanto violento blasfemo, que de pronto quería abolir mi destino para confundirme en esa loba. ¡Oh Dios cruel! ¿Hasta cuando esperaré noticias de tu hijo! ¡Hasta cuándo este abandono, indigno también de las máquinas que torturan y rompen la carne! ¡Hasta cuándo vivir con el solo consuelo de esperar!
Ahora he callado el nombre de Dios, creo dormir, tengo insomnio, duermo. En el patio hay una gran animación, ambulan los esclavos cargados de reses muertas y doradas vajillas. Algo veo de esos desdichados y los altos estandartes y los escudos, y oigo las voces romanas que festejarán el cumpleaños del tetrarca. Coronados de flores, los enviados del lejano emperador serán testigos de lo que siento venir, entretenidos por la música del crótalo. Cierro los ojos. Acaso ya los sueños advirtieron al tetrarca que alguien muy importante va a morir. Acaso ya están admirando el rostro pintarrajeado de la adúltera, sus ajorcas contaminadas. Acaso ya su hija baila la danza beduina que enloquece el deseo del tetrarca. Una mezcla de ira y pavor me hace temblar. Para que Él crezca yo debo disminuir, y es el momento de pelear en el vacío hasta que la puerta de la celda se abra y un hombre indeciso reclame para su hacha mi cabeza, y por vez primera sienta la condenación de su oficio. Quisiera hacerle saber que yo mismo acercaré el hacha a mi cuello y, agradecido, la besaré.
Cubiertos de polvo, con una desconocida alegría en sus rostros extenuados, llegaron los esenios. Un hombre abandonaba la celda. Sus vestidos estaban salpicados de sangre y su mano derecha sostenía la cabeza del ajusticiado. Reconoció a los que llegaban y les dijo: “Aquí está vuestro amado profeta, el muerto anunciado para hoy”. Los esenios se arrodillaron ante la cabeza y en voz muy baja le contaron cómo Aquél resucitaba los muertos, hacía caminar inválidos, purificaba la piel de los leprosos.
Bañados en lágrimas, se cerraron entonces los párpados de Juan el Bautista.

*Incluido en “Misántropos”, Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires, 1953, con tapa e ilustraciones de Luis Seoane.

Correo electrónico: t_oficio@hotmail.com

Rosas en vuelo


Rosas en vuelo / Roses en vol de Cristina Berbari

Traducción al catalán por Pere Bessó

Edición bilingüe
poesía, generación dos mil gente de arte, Buenos Aires, 2007


Desnombrar para desnombrarse. Así comienza Cristina Berbari a desenrollar la madeja de los condicionamientos, para intentar liberarse de tan pesada carga de siglos, aunque la poesía —siempre a su antojo— se encargará de restituir los hechos: No sé dónde me he dejado olvidada, // pero una luz de comienzo del mundo / pacientemente / rehace mis contornos.
Poesía del renacer continuo, Rosas que no tienen pasado. Rosas que no mueren. Siempre en vuelo de un océano a otro. Rosas como símbolo de efímera belleza que, como la palabra poética, sólo puede ser aprehendida en la fugacidad que representa el vuelo. Es decir, poco o nada para nuestras enormes pretensiones de comprenderlo todo. ¿Somos el vuelo? ¿Somos parte del aire? ¿Somos el aire y “algo” nos empuja al vuelo?
El desconocimiento dará paso a la otredad, porque los opuestos se complementan para mostrar, así, el extrañamiento que recorre el espíritu de la obra: Te derramas en otra, / en otra me rehaces / y soy yo misma / y soy una sola en el relámpago.
Pero esta unidad a la que apela la poeta contiene también la propia ambigüedad que, en la suma de dichos opuestos, busca integrarse para crear conciencia.
Como en un péndulo vital, la palabra se hamaca en un vaivén de voces, comprometida con su entorno y con su carga de humildad, que hacen que la poeta escriba versos como estos: Cuidarme debo / de mi oscura mitad // una mano borra / cuanto dice la otra // frágil / mi mano siniestra / tiembla. Y en otro poema agrega: A medianoche / las mitades se reúnen.
En esta búsqueda —ya contenedora de su encuentro— la poesía de Cristina Berbari hallará su punto máximo en los últimos poemas del libro, sobre todo en aquel titulado “Astros en la paradoja”, del cual transcribo sus versos finales: ...maravillas del suplicio / tantálico movimiento // las partículas se imantan / ¿sol negro? / ¿noche incandescente? // deslumbrante / unión de los opuestos.
Esta edición bilingüe de “Rosas en vuelo” fue traducida al catalán por el escritor valenciano Pere Bessó, Licenciado en Filología Moderna y Catedrático en Lengua y Literatura Española en IB de Mislata.
Dejo para el final un pensamiento suyo que integra el prólogo y es una apropiada síntesis de este poemario:”...no hay derroche en vuestros poemas, ni lágrimas hueras, hay sí, clímax, indagación, búsqueda, aunque se presiente que ya sabéis dónde está la respuesta. Lo sabían también los buceadores de lo inefable”.

Julio Aranda

(Reseña en Tamaño Oficio Revista de Literatura, Bs. As., octubre de 2008, Año 23, Nº 32, página 18)

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ASTROS EN LA PARADOJA

Como Sol
brilla el amado
con luz propia

ella, la que ama,
luna en sombra

los extremos se atraen

se rechazan

se atraen se tocan

maravillas del suplicio:
tantálico movimiento

las partículas se imantan
¿sol negro?
¿noche incandescente?

Deslumbrante
unión de los opuestos.

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ASTRES EN LA PARADOXA

Com Sol
brilla l'amat
amb llum pròpia

ella, la que ama,
lluna en ombra

els extrems s'atrauen

es rebutgen

s'atrauen es toquen

maravelles del suplici:
moviment tantálic

les particules s'imanten
¿sol negre?
¿nit incandescent?

Enlluernadora
unió dels oposats.


(Traducido al catalán por Pere Bessó)
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ASTROS EM PARADOXO

Como sol
brilha o amado
com luz própria

ela, a que ama
lua na sombra

os extremos se atraem

se repelem

se atraem... se tocam

maravilha do suplício
tantálico movimento

as partículas se imantam
sol negro?
noite incandescente?

Deslumbrante
união de opostos.

(Traducido al portugués por Carlos Machado)

viernes, 12 de diciembre de 2008

Espiral concéntrico


ESPIRAL CONCÉNTRICO de Josefina Fidalgo ( Ediciones Literarte, Munro, 2008, 100 páginas)


Palabras del poeta Santiago Espel al presentar el primer poemario de la autora.


¿Adónde va este espiral concéntrico?
¿Cuál es su dibujo?
El dibujo es la metáfora, y el destino es un “jardín de senderos que se bifurcan” interminablemente. Los poemas del libro de Josefina Fidalgo, a través de la voz narradora, eligen distintos caminos. Uno de los más reiterados, y acaso fundacionales, es el del regreso a la Aldea, que es origen y cimiento a la vez. Desde ese desarraigo, desde esa nostalgia, se encadenan las metáforas de ese espiral que regresa al pasado pero que también avanza hacia un futuro lleno de anhelos.
La metáfora y el símbolo son las herramientas que elige la autora para darle voz a un libro que desde el vamos, sienta sus reales en el poder de la imagen y en una primera persona que rechaza toda impostación. “Espiral Concéntrico”, aparece como un libro sincero, descarnado. No hay lugar para el lirismo edulcorado. Los poemas son como las piedras de esa Aldea Ibérica lejana y desdibujada.
Otro camino posible de lectura es el erotismo. El símbolo y la metáfora son los elegidos para hablar de las pulseadas entre Eros y Tánatos. Y allí donde se insinúa un camino, o mejor dicho, un destino, una nueva torsión de la palabra nos desvía hacia un nuevo centro. En este sentido el libro de Josefina Fidalgo se muestra como un caleidoscopio lleno de luces y sombras que se van transformando según la rotación de la lectura. Sin embargo el eje se mantiene incólume por encima de los matices.
Hay poemas que tocan el diapasón de lo sensible; hay otros que confrontan con la realidad, con sus aspectos más degradados y degradantes. Otros poemas indagan en el profundo pozo que todo poeta agota en su búsqueda: el de las preguntas que no tienen respuesta.
¿Adónde va entonces este espiral concéntrico?
¿Cuál es su dibujo? ¿Llegará a puerto?
Todo libro busca su lector, se completa mediante esa lectura. Así también busca el libro de Josefina, corriendo velos, encendiendo lumbres, alzando la voz a veces, susurrando otras. Seguramente, “Espiral Concéntrico” dará vueltas en las manos del lector, girarán en su memoria, para dejar una huella íntima de fuego y agua, de aire y tierra. Seguramente, quien se aventure en su recorrido saldrá transformado por el milagro de la poesía.

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NOSTALGIA

Qué pequeña mi aldea
entre montañas y ríos.
Agreste vago y solitario encanto
de una arboleda fresca y frondos.
Altos nogales y tilos
grandes castaños y moreras.
Qué sola quedó mi aldea
con sus casuchas vacías.
La escuela con sus silencios
la iglesia sin sus campanas.
Qué soledad en el pueblo
los senderos se han borrado
ya nadie pasa por ellos.
Algún gorrión pasajero
se baña en el río de enero
mientras las fuentes murmuran
tantos amores viejos.

El agua sigue corriendo
sin detenerse en el tiempo
y salpica alguna lágrima
de un emigrante viajero.

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NOCHE CERRADA

Bebe un café negro y pesado como un coágulo
en el bar de la esquina.

Las notas lentas del piano suenan como bostezos en el vacío.
Un pasillo y diez peldaños estrechos
la separan de un vitral de insomnios.
Hermana de silencios y de luna
bajo un farol callejero
noche a noche llega se aleja y vuelve.
En la espesura de sus horas desiertas
conversa con fantasmas
custodiada por ángeles y ortigas verdes.

Una vozs de cascada oculta y su osamenta
abre la puerta al tatuaje de su historia.

Filtra un dardo de luz
donse se agitan
las partículas del aire viciado.

Como si viviese dando tumbos
el lado oscuro de la luna
se retrae como un felino
ante el roce de cualquier sombra extraña.


Vuelve otra vez siempre vuelve.

Resuena en el empedrado nocturno
el taconeo de sus zapatos gastados.

Una noche más un vacío menos.

¿A qué altura empieza el cielo
con el cristal azul de la canción?


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